sábado, 15 de febrero de 2025

Modelos en la playa

 El sol abrasador de Fuerteventura bañaba la playa con su luz dorada mientras Isabella, Miela, Ally y Bailey caminaban descalzas por la arena fina. 

Cuerpos esculturales, jóvenes hermosas que compartían un mismo sueño secreto: 

Convertirse en modelos profesionales, su viaje no era meramente para pasar unas vacaciones juntas, sino una oportunidad de oro para adentrarse en el mundo de la moda. 




Una tarde soleada, mientras exploraban una cala apartada, jugando y riendo con sonoras carcajadas, se toparon con Gabriel Leclerc, un reconocido fotógrafo de prestigio internacional. 

Su sola presencia imponía, tenía el aire de un hombre que había visto y vivido demasiado. Con una sonrisa perspicaz, les ofreció una propuesta inesperada: 
Un reportaje gratis y exclusivo en aquella playa, comenzando con bikinis de hilo y evolucionando según la naturalidad del momento. Al principio, las chicas se negaron en redondo, una de ellas se quitó la parte superior, luego rieron e intercambiaron bromas y poses juguetonas. 

La cámara de Gabriel robaba cada instante con precisión milimétrica. Sin embargo, a medida que la sesión avanzaba, la atmósfera cambió. Isabella notó algo extraño en la forma en que el fotógrafo las observaba, no con deseo, sino con una intensidad casi analítica, como si buscara algo más allá de la imagen perfecta. Miela, la más reservada del grupo, susurró en voz baja
-"Algo no me gusta de este tipo". 

Pero Bailey y Ally, embriagadas por la emoción y la fama que les daría posar para un fotógrafo de prestigio, la ignoraron. No podían desperdiciar esa oportunidad. La noche cayó, y Gabriel las invitó a su estudio en un hotel cercano para revisar las fotos. Una vez dentro, el ambiente se volvió aún más tenso. Las imágenes eran magníficas, pero había algo perturbador en ellas:

Los encuadres, la iluminación... parecían extrañamente calculados. Fue entonces cuando Isabella vio una fotografía que no recordaba haberse tomado. En ella, aparecían ellas cuatro en la playa, pero la imagen tenía un tono diferente, más oscuro, con sombras irreales que envolvían sus figuras. 
-"¿Cuándo tomaste esto?", preguntó con el corazón encogido. Gabriel sonrió de manera enigmática. 
-"A veces, la cámara capta lo que el ojo no ve". 
Miela sintió un escalofrío y tiró del brazo de Isabella. 
-"Nos vamos", 
dijo con firmeza. Sin embargo, cuando intentaron salir, la puerta estaba cerrada con llave. La tensión explotó. Isabella agarró una lámpara y amenazó con lanzarla si Gabriel no abría la puerta. Él levantó las manos, riendo suavemente, y con un giro de muñeca, desbloqueó la cerradura. 
-"Tranquilas, solo quería asegurarme de que vieran su potencial hasta el final". 

Las cuatro salieron apresuradas, con el pulso acelerado y sin mirar atrás. No sabían qué había sido exactamente aquello, pero algo dentro de ellas les decía que habían escapado de algo peligroso. Mientras corrían por una calle desierta de Cotillo, Ally susurró entre jadeos: 
-"Juro que esa foto... nos miraba". Desde aquella noche, Isabella, Miela, Ally y Bailey entendieron que el camino a la fama estaba lleno de oportunidades, pero también de sombras. Y que, a veces, lo que brilla más fuerte es lo que más oculta.